Cari amici di Duc in altum, mi ha scritto dall’Argentina il professor José Arturo Quarracino comunicando di aver tradotto in spagnolo l’articolo che monsignor Carlo Maria Viganò ha dedicato sabato scorso all’enciclica Fratelli tutti.
Nel ringraziare il professor Quarracino per l’iniziativa (e Valentina Lazzari per il prezioso lavoro di collegamento), propongo qui, a beneficio dei lettori di lingua spagnola, la traduzione.
A.M.V.
***
Monseñor Viganò: “Dimensión sobrenatural totalmente ausente. Embarazosa la falsificación de Francisco. Desconcertante el achatamiento sobre el pensamiento único mundialista”
En una lectura superficial del texto de la encíclica Hermanos Todos se podría creer que fue escrita por un masón, no por el Vicario de Cristo. Todo su contenido está inspirado en un deísmo vago y en un filantropismo que no tiene nada de católico: Nonne et Ethnici hoc faciunt? ¿No hacen lo mismo incluso los paganos? (Mt 5, 47).
Macroscópica y decididamente vergonzosa la falsificación histórica del encuentro de San Francisco con el Sultán: según el redactor de la encíclica el Poverello “no libró una guerra dialéctica imponiendo doctrinas”. En realidad, las palabras de San Francisco que relatan los cronistas suenan muy diferentes: “Si quieres prometerme, en tu nombre y en el nombre de tu pueblo, que pasarás a la religión de Cristo si salgo ileso del fuego, entraré solo al fuego. Si me quemo, esto se imputará a mis pecados; si, por el contrario, el poder divino me hace salir sano y salvo, reconoceréis a Cristo, poder de Dios y sabiduría de Dios, como verdadero Dios y Señor, Salvador de todos”.
La dimensión sobrenatural está totalmente ausente, de la misma manera que está ausente la referencia a la necesidad de la pertenencia al Cuerpo Místico de Cristo, que es la Santa Iglesia, para poder obtener la salvación eterna. Hay allí entonces una gravísima tergiversación del concepto de “fraternidad”: para el católico ella es posible sólo en Cristo si se tiene a Dios como Padre a través del bautismo (Jn 1, 12), mientras que para Bergoglio se realizará por el solo hecho de pertenecer a la humanidad.
El concepto católico de “libertad de la religión” es sustituido por el concepto de “libertad religiosa”, teorizada por el Concilio Vaticano II, llegando a intercambiar el derecho divino de la Iglesia con la libertad de culto, de predicación y de gobierno, con el reconocimiento del derecho al error de propagarse no sólo en general, sino ante todo en las naciones cristianas. Los derechos de la verdad no pueden ser permutados concediendo derechos al error. La Iglesia tiene el derecho nativo a la libertad, mientras no lo tienen las falsas religiones.
Desconcierta el aplastamiento de la encíclica sobre la narración del Covid, confirmando la esclavitud al pensamiento único y a la élite globalista; tampoco asombra la insistencia obsesiva sobre la unidad y la fraternidad universal, junto a la condena del derecho legítimo del Estado de tutelar la propia identidad, no sólo de cultura sino también y sobre todo de fe.
Esta encíclica constituye el manifiesto ideológico de Bergoglio –su Professio fidei massonicae– y su candidatura a la presidencia de la Religión Universal, sirvienta del Nuevo Orden Mundial. Quizás valga la pena el aplauso de los enemigos de Dios para la subordinación al pensamiento dominante, pero confirma el abandono inexorable de la misión evangelizadora de la Iglesia. Por otro lado, ya lo hemos escuchado: “El proselitismo es una tontería solemne”.
Bergoglio es un falsificador de la realidad. Miente con una impronta que no conoce igual. Por otra parte, el principal experto en la adulteración de la verdad es precisamente esa dictadura china que hace lapidar a la pecadora de Nuestro Señor (el régimen comunista ha distribuido en las escuelas un libro con algunos episodios extraidos de varias religiones, entre ellos el de la adúltera, que es lapidada por Jesús. Una adulteración completa del texto). Evidentemente, la proximidad del régimen comunista a la iglesia bergogliana no se limita al Acuerdo, sino que incluye también el mismo modus operandi.
+ Carlo Maria Viganò
Traducción al español por José Arturo Quarracino
***
Sei un lettore di Duc in altum? Ti piace questo blog? Pensi che sia utile? Se vuoi sostenerlo, puoi fare una donazione utilizzando questo IBAN:
IT65V0200805261000400192457
BIC/SWIFT UNCRITM1B80
Beneficiario: Aldo Maria Valli
Causale: donazione volontaria per blog Duc in altum
Grazie!
***
Cari amici di Duc in altum, avete letto il mio romanzo L’ultima battaglia? Se non lo avete ancora fatto, ve lo raccomando!
Vi ricordo anche gli altri miei libri più recenti.
Aldo Maria Valli, Ai tempi di Gesù non c’era il registratore. Uomini giusti ai posti giusti (Chorabooks, 2020)
Aldo Maria Valli, Aurelio Porfiri, Decadenza. Le parole d’ordine della Chiesa postconciliare (Chorabooks, 2020)
Aldo Maria Valli, Non avrai altro Dio. Riflettendo sulla dichiarazione di Abu Dhabi, con contributi di Nicola Bux e Alfredo Maria Morselli (Chorabooks, 2020)
Aldo Maria Valli, Gli strani casi. Storie sorprendenti e inaspettate di fede vissuta (Fede & Cultura, 2020)
Aldo Maria Valli, Le due Chiese. Il sinodo sull’Amazzonia e i cattolici in conflitto (Chorabooks, 2020)
Aldo Maria Valli (a cura di), Non abbandonarci alla tentazione? Riflessioni sulla nuova traduzione del “Padre nostro”, con contributi di Nicola Bux, Silvio Brachetta, Giulio Meiattini, Alberto Strumia (Chorabooks, 2020)